lunes, 15 de junio de 2009

EL DIOS DE MI HISTORIA



MI MAESTRO, SIEMPRE HAS ESTADO en mi vida, Señor. Desde niño. Es bueno mirar un poco atrás, y evocar tu presencia. En los rostros familiares… en los amigos queridos… en los amores que han marcado mi historia… Estuviste en las caídas acompañándome, recogiéndome, sanándome. En los momentos más alegres me enseñaste a reír, a agradecer y a acoger la vida… He crecido bajo tu sombra. Tu palabra me ha llegado en muchos momentos, algunas veces lejana, pero otras atravesando mi vida. Tú me has ido enseñando, Señor…y si miro atrás veo que siempre estabas tú.

MI AMOR, Y AQUÍ SIGUES HOY, Señor. Sigues en mi vida cotidiana. En el trabajo. En la rutina y en la sorpresa. Sigues en los trabajos que llenan los días. A veces te me escondes o soy yo que te pierdo. Otras veces estás muy presente y me envuelve tu evangelio. Te me acercas en ojos de niño, en sueños de preso, en brazos de amigo o en hambre de pobre. Te sigo fallando, pero tú no te cansas. Eres paciente y fiel. Mi corazón sigue latiendo con el tuyo, porque en el fondo no hay otro latido que valga. Siempre estás tú.

MI HORIZONTE, Y SÉ QUE SEGUIRÁS MAÑANA. Enseñándome caminos que quieren ser recorridos. Poniéndome retos para vivir, y rincones donde reposar. Seguirás saliéndome al encuentro en tantas gentes que aún no conozco. Y serás de nuevo pasión y casa, tormenta y brisa, caricia y lágrima. Serás proyecto y llegada. Ayúdame, Señor, a aprovechar la vida, vivirla en tu plenitud, ir conociéndote cada día un poco más, para amarte y seguirte. Día a día. Toda la vida. Siempre un poco más a fondo, un poco más humano, un poco más tuyo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario