La calma, la paz, la tranquilidad… Esa que no sobra en estos tiempos tan acelerados. Cuando la vida se mueve deprisa. Cuando nos agobiamos por tantas cosas. Cuando uno tiende a vivir abrumado, encogido o preocupado por todo lo que no tiene, no encuentra, no consigue… Ahí llega TU ESPIRITU, que es caricia y sosiego, que es como el temblor ligero que pone todo en su sitio. Que es luz tenue, pero suficiente para apartar las oscuridades que nos amenazan.
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